Los productores asociados a la Cooperativa "Unión y Progreso" de La Ramada de Abajo trabajan intensamente en sus campos para detener los ataques a las plantas de soja de orugas y del complejo de picudos.

"En nuestra zona tenemos presente los tres tipos de picudos: Sternechus, Promecops y Rhyssomatus, con distintos grados de ataque. Este último tiene mucha fuerza en la zona norte, pero se está extendiendo al sur; pero hay campos donde conviven las tres especies", reconoció a LA GACETA Rural el ingeniero José Antonio Martínez, productor sojero y socio de la Cooperativa.

La mayor presencia de picudos y orugas desnuda que existen problemas para controlar estas plagas. En concreto, que los controles no son efectivos, por lo que los productores deben extremar las medidas de solución.

"Tal vez uno de los problemas sea que los productores aplicados no llegan a todo el tallo de las plantas porque tienen mucho follaje", estimó.

"No creo que hayan desarrollado mayor tolerancia a los químicos", opinó, para mencionar que "ante la falta de piso estamos haciendo aplicaciones con avión".

Martínez reconoció que otro factor que influye para que los controles químicos no sean efectivos es el exceso de humedad. "En los campos cercanos al pedemonte tucumano, las raíces tienen problemas de falta de oxígeno y el follaje tiene una falta de horas luz", señaló.

Entre tantos problemas, Martínez destacó que, hasta el momento, no tienen problemas con las "enfermedades fúngicas", a pesar de haber humedad en exceso.

Por otro lado, reconoció que si las plagas no son controladas se afectará el rendimiento productivo de la soja.

"Si la desfoliación sigue, tendremos baja de rindes; si los picudos no son detenidos, se afectará el rendimiento. No solo se afectará la calidad de los granos, sino el rendimiento de los campos", afirmó. "Por eso, estas plagas exigen nuestra especial atención", dijo a modo de recomendación.